Antonio Montero, dirigente del sector lechero en Padcaya, Tarija, describe una situación “crítica” para los productores de la región. El aumento en los costos de alimento para el ganado, sumado a los bajos precios de la leche impuestos por el gobierno, ha llevado a muchos a abandonar la actividad.
Menciona que la ayuda gubernamental ha sido insuficiente: el programa de entrega de cascarilla de soya, proveniente de Santa Cruz, solo ha cubierto 4 de los últimos 8 meses. A esto se suma la falta de tierras y el trabajo extenuante que implica la lechería. La única empresa que compra la leche en la zona es PIL, pero el gobierno ha establecido una banda de precios que limita la capacidad de negociación de los productores.
Montero, afectado por la edad y las duras condiciones, incluso considera dejar la lechería en busca de un rubro que le permita obtener recursos con menor esfuerzo. La lechería, que antes era una alternativa viable para los campesinos de la zona, se encuentra ahora en una profunda crisis, asegura.
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