Este miércoles 5 de marzo, la comunidad católica celebra el Miércoles de Ceniza, una jornada que marca el inicio de la Cuaresma, un periodo de 40 días de meditación, arrepentimiento y preparación espiritual para la Semana Santa, que culmina con la celebración de la Resurrección de Cristo en el Domingo de Pascua.
Durante esta jornada, en todas las parroquias se celebra la Santa Eucaristía, en la cual los fieles reciben la cruz de ceniza en la frente, un símbolo de la mortalidad y la penitencia por los pecados. El sacerdote Rómulo Castro, encargado de los estudiantes de los colegios católicos dependientes del Arzobispado de Chuquisaca, destacó la importancia de esta celebración y exhortó a la comunidad católica a prepararse espiritualmente para vivir la Pascua de manera plena.
“Para recibir la cruz de ceniza, debemos estar preparados y comprometidos a cumplir los objetivos de la Cuaresma, que incluyen la oración, el ayuno, la penitencia y la caridad”, enfatizó el padre Castro. Asimismo, recordó que este tiempo litúrgico es una oportunidad para la conversión personal y la renovación de la fe.
El Miércoles de Ceniza es una de las fechas más significativas dentro del calendario cristiano, pues marca el inicio de un periodo de reflexión y sacrificio. Durante la Cuaresma, los creyentes son llamados a la introspección, el arrepentimiento y la práctica de buenas obras, en preparación para la celebración de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo.
En este contexto, la Iglesia invita a sus fieles a vivir este tiempo con una actitud de recogimiento y renovación espiritual, reforzando su compromiso con la fe y con los valores cristianos. Se recomienda asistir a misa, recibir la imposición de ceniza con humildad y seguir las prácticas cuaresmales con devoción, como el ayuno y la abstinencia, en señal de penitencia y entrega a Dios.
Con el inicio de la Cuaresma, la comunidad católica ingresa a un camino de preparación para la Pascua, fortaleciendo su vida espiritual y su relación con Dios, en un tiempo de gracia, misericordia y renovación del espíritu.