Lo que comenzó como un sueño en 2018, hoy es una realidad que enorgullece a toda la comunidad de Mojón K’asa, ubicada en el municipio de Ckochas del departamento de Potosí. Los comunarios decidieron reinventarse y dar un giro completo a su producción agrícola, dejando atrás cultivos tradicionales como el maíz, papa, trigo y cebada, debido a las dificultades climáticas que enfrentaban.
Fue entonces cuando tomaron una decisión valiente: trasladarse hacia el sector Chaco que está ubicado en las riberas de la subcuenca del río Turuchipa, donde el microclima resultó ideal para el cultivo de la vid. Desde entonces, la comunidad ha trabajado unida para producir uvas de distintas variedades entre ellos moscatel alejandria, apostando por la fruticultura como nuevo motor económico.
“Al principio fue difícil, pero sabíamos que la tierra y el clima nos darían una nueva oportunidad. Hoy nuestras uvas tienen buena aceptación y eso nos motiva a seguir creciendo”, cuenta don Luís Condori, uno de los productores pioneros.
Actualmente, los comunarios en total 26 están organizados en una Asociación de Fruticultores, la cual ya cuenta con personalidad jurídica, lo que les ha permitido gestionar apoyos, capacitaciones y proyectos de manera formal. Esta organización ha sido clave para dar un nuevo paso: la destilación de singani, una bebida tradicional boliviana elaborada a partir de la uva.
La experiencia del sector Chaco de Mojón K’asa es un ejemplo de cómo la visión colectiva, el trabajo constante y el respeto por la tierra pueden transformar las realidades del área rural. Además de generar ingresos, la comunidad fortalece su identidad cultural y abre nuevas oportunidades para las futuras generaciones.
Con la mirada puesta en la comercialización y el mejoramiento de sus procesos productivos, los fruticultores de Mojón K’asa continúan trabajando para posicionar su uva y su singani como productos de calidad que nacen del esfuerzo, la tradición y la resiliencia andina.